La época de Stalin, especialmente hasta el estallido de la II Guerra Mundial, fue de grandes contrastes.
POLÍTICAMENTE, fue una férrea dictadura personal apoyada en el Partido donde el terror estuvo muy presente para amedrentar y acallar disidencias reales o posibles. El asesinato de Kirov (un amigo de Stalin desde la infancia) marcó el inicio de las purgas (1934). En los procesos de Moscú, varios destacados actores de la Revolución y de los primeros tiempos de la URSS acabaron confesando lo inimaginable tras unos simulacros de juicio en los que no tuvieron derecho a la defensa.
POLÍTICAMENTE, fue una férrea dictadura personal apoyada en el Partido donde el terror estuvo muy presente para amedrentar y acallar disidencias reales o posibles. El asesinato de Kirov (un amigo de Stalin desde la infancia) marcó el inicio de las purgas (1934). En los procesos de Moscú, varios destacados actores de la Revolución y de los primeros tiempos de la URSS acabaron confesando lo inimaginable tras unos simulacros de juicio en los que no tuvieron derecho a la defensa.
“Yo, Kamnev, junto a Zinoviev y Trotsky, organicé y dirigí esta
conspiración. ¿Mis motivos? Me convencí de que el Partido, la política
de Stalin, tenía éxito e iba a triunfar. Nosotros, la oposición,
contábamos con una división del Partido, pero esta esperanza era
infundada (…) actuamos por odio y afán de poder” (Discurso de Kamenev durante su proceso).
Se acabó con los militares de la época revolucionaria que llevaron al
Ejército Rojo al triunfo en la Guerra Civil, se depuró a fondo el
Partido y muchos de sus militantes fueron expulsados o sometidos a
juicio y condenados...
Y otros muchos ciudadanos fueron internados en campos de concentración
(Gulag), muchos sin saber exactamente por qué. Según la Comisión Piotr
Pospelov pudieron pasar por los Gulag unos 15 millones de personas,
otros autores elevan esta cifra. Alexander Solzhenitsyn denunció la
situación en estos campos.
Lo curioso es que, como señala Hobsbawm, parece que cualquier modernización en la URSS había de ser impuesta contra la mayoría de la población y a costa de enormes sacrificios de la misma:
“ Stalin, que presidió la edad de hierro de la URSS, fue un autócrata de una ferocidad, una crueldad y una falta de escrúpulos excepcionales, o a decir de algunos, únicas. Pocos hombres han manipulado el terror en tal escala. No cabe duda que bajo el liderazgo de cualquier otra figura del Partido Bolchevique, los sufrimientos de los pueblos de la URSS hubieran sido menores, al igual que la cantidad de víctimas. No obstante, cualquier política de modernización acelerada de la URSS, en las circunstancias de la época, hubiera resultado forzosamente despiadada, porque habría que imponerla contra la mayoría de la población, a la que se condenaba a grandes sacrificios, impuestos en gran medida por la coacción. La economía de dirección centralizada, responsable mediante los planes de llevar a cabo esta ofensiva industrializadota, estaba más cerca de una operación militar que de una empresa económica” (Hobsbawm, 1997).
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